miércoles, 5 de enero de 2011

“Queremos que los pobres sean amos del valle”

ENTREVISTA CON FARRUCO SEXTO. ES IMPORTANTE "ESTUDIAR" LA VISION DE UNO DE LOS PRINCIPALES FACTORES DE XINERGISACION EN EL TEMA DE LA VIVIENDA EN VENEZUELA EN EL CORTO-MEDIANO PLAZO.

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vía Ciudad Caracas de Kevins el 4/01/11

05/01/11.- Su cargo oficial tiene un toque rimbombante: Ministro de Estado para la Transformación Socialista de la Gran Caracas. Tal vez si lo dejaran rebautizarlo, Francisco Sesto apelaría a su faceta de utopista y se llamaría a sí mismo el Retejedor de la comarca. Y es que Farruco, como todos le dicen, lo que se propone hacer, en su nueva y exigente responsabilidad, es implantar en la zona baja de la ciudad a todos los que viven mal encaramados en los cerros. O sea –utopía adelante– su determinación es lograr que los cerros bajen de nuevo, pero esta vez ordenadamente y para quedarse abajo, que los pobres pasen a ser también amos del valle.

En el despacho del ministro del Poder Popular para la Cultura, cargo que continúa ejerciendo con rango de encargado, habla sobre una ciudad que bulle allí mismo, al lado, en el corneteo de la avenida Panteón, en el "Pacheco" que viene de La Pastora, en el apresurado caminar de las personas que, a primera hora de la mañana, se ejercitan o pasean perritos en la plaza del Panteón Nacional.

En la oficina, un ambiente relajado, dominado por los libros, enmarca a un Farruco muy arquitecto, enfundado en un suéter y presunto usuario de una máquina de trotar (cabe suponer que para llevarle el paso al Comandante) y de un iPad, testimonio de un afán de estar tecnológicamente al día.

—Dicen sus enemigos que su designación refuerza el centralismo, que Caracas es cada vez menos autónoma, más dependiente del Gobierno central… ¿Puras ganas de criticar?

—No, es posible que tengan razón, según su punto de vista. Es un choque de opiniones. Nosotros creemos que un país necesita un centro, no puede ser un poco de pedazos, por eso no nos gusta la palabra descentralización. Ellos tienen razón en que estas son medidas que refuerzan la visión del país como una unidad. Igual pasa con Caracas, hay que verla como una unidad. La vida, las circunstancias y las leyes la han ido fragmentando y la han hecho una ciudad inviable. La decisión de crear esta figura de Ministerio de Estado es para posibilitar esa visión unificada. No es un ministerio, sino punto de encuentro de factores que piensan y actúan sobre Caracas.

—Los opositores dicen que revela el fracaso de funcionarios electos, como Jorge Rodríguez, y designados, como Jacqueline Faria. ¿Podrían tener razón?

—Es una manera estúpida de verlo… y para nada inocente. El fracaso de Caracas es el fracaso de los gobiernos del siglo XX. Es una historia de ineficiencia, de cómo a esta ciudad la han dejado llegar adonde llegó. Esta Caracas que conocemos es un producto de todo el siglo XX, que nos trajo hasta acá.

LA OTRA CARACAS

—Usted dijo que en Caracas cabe otra Caracas. Un amigo me comentó: ¿será que Farruco no se monta en el Metro? ¿Cómo hacerle digerir esa idea al caraqueño que sufre la saturación de todos los servicios públicos?

—Primero se debe entender lo que quise decir. Caracas no está creciendo, desde hace años se ha parado su crecimiento. Ya no hay gente que se viene a Caracas o, en todo caso, la que se viene compensa a la que se va. Lo de la otra Caracas es una metáfora, una manera poética de decir que toda la población que hoy vive en condiciones inhumanas puede pasar la vivir decentemente en el valle. Queremos que bajen los cerros, pero esta vez para quedarse en el valle. No se trata de traer más gente sino de reordenar, de que quien está encaramado en el borde de un barranco pueda bajar y establecerse en zonas donde no tenga riesgo ni dificultad de acceso. Aquí en el valle, donde nosotros estamos hablando, hay lugar suficiente para todos los que están encaramados. Cuando lo logremos no habrá más gente en el metro, será la misma cantidad, pero en una Caracas reformulada, retejida, recompuesta, para los mismos que aquí vivimos.

—¿Este nuevo despacho aumentará la burocracia?

—No, porque no es un ministerio. No tengo ni chofer. La Oficina Presidencial (para Proyectos Especiales, que comenzó en octubre de 2009) tiene como 60 personas trabajando. La creación de este cargo es un gesto de voluntad política, un punto focal, un lugar de encuentro de ministerios y distintos niveles de gobierno.

—¿Ese punto de encuentro incluye al alcalde metropolitano o las discrepancias en el enfoque hacen inútil una relación con él?

—Esa relación no existe ni creo que vaya a existir. Cada uno tiene su papel, pero no veo que las figuras de la oposición tengan una visión de Caracas unificada y acorde con el esfuerzo de transformación profunda que estamos haciendo. Están en otra cosa. Habría que reformular la pregunta en tono hipotético: si el alcalde Ledezma estuviera en condiciones de discutir una transformación profunda, democrática, igualitaria de la ciudad, habría posibilidades de trabajar con él?

—Una larga manera de decir que no…

—No veo de qué manera me pueda sentar con Ledezma.. ¿a hablar de qué…?

—¿Y con los alcaldes Carlos Ocariz, Gerardo Blyde, Emilio Grateron y Myriam Do Nascimento, que también gobiernan en la Gran Caracas?

—Son lo mismo que Ledezma.

—¿Entonces es una posibilidad restringida de concertación?

—Esto no está hecho para las estructuras políticas, sino para las estructuras ciudadanas. Si yo quiero arreglar los problemas de tránsito, tengo que ver a Caracas como un solo gran organismo vivo. Hay una clase política que cree que todo se resuelve en el nivel del diálogo político. Eso era antes. Eso no es lo que el país está esperando: que si Farruco se sienta con Ledezma o Haiman el Troudi con Ocariz, ese es el viejo concepto de que todo es una negociación. A eso no le queremos dar vida, lo que hay es que terminar de matarlo.

—¿La idea de poblar la avenida Bolívar es uno de los megaproyectos?

—No, yo lo veo en otro nivel. La idea es poner viviendas en avenidas que están casi muertas. La gran oportunidad es apoyarse en el tema de la vivienda. La avenida Bolívar no ha cumplido el papel de ser una gran vía peatonal, es netamente vehicular, nadie camina por ahí porque no hay viviendas sobre ella. Los Campos Eliseos o la Rambla de Barcelona, o las grandes avenidas de Buenos Aires son centros de actividad humana porque hay viviendas y comercios. Cuando le metamos 1.800 viviendas a la Bolívar, cobrará vida.

—¿Cuál es el impacto sobre los servicios?

—Volvamos a la idea anterior. No se trata de que venga gente nueva, sino de colocar en la avenida Bolívar gente que está encaramada en un cerro y que en justicia tiene el mismo derecho al agua, a la electricidad y a los demás servicios que quienes tenemos la suerte de vivir abajo, en el valle.

—Tengo entendido que es un sueño suyo el ejercer alguna vez un cargo municipal, ser alcalde. ¿Este nuevo cargo podría catapultarlo hacia ese fin?

–Je, je, je, no sería una manera mala de terminar la vida el ser alcalde de un pequeño pueblo, no de una ciudad grande, algo de mil o mil quinientos habitantes para hacer allí una experiencia de construcción de una situación ideal y llegar a verla en los hechos. Tendría que tener una escala muy pequeña para que sirva de modelo.

—¿Otra utopía?

—La del pequeño pueblo ideal, tal vez sea una utopía personal. Lo de Caracas, más que un sueño mío es del Presidente. Él ha hablado mucho conmigo sobre la ciudad, creo que es el único Presidente, aparte de Pérez Jiménez, con una preocupación seria, profunda y muy sentida sobre Caracas.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ/CIUDAD CCS
FOTOS J. MANZANO


 
 

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